viernes, 3 de diciembre de 2010

TEORIA DEL DESARROLLO PSICOSEXUAL




TEORIA
DE DESARROLLO PSICOSEXUAL





El individuo pasa por distintas etapas de evolución en las que se
producen cambios, en el mismo y sus relaciones con los demás. Estas son
denominadas etapas de evolución de la libido; la libido es la energía que
corresponde a la sexualidad.


En estas etapas el individuo busca distintas formas de satisfacción de
la sexualidad y de las fantasías.


Freíd describió las etapas y las zonas donde se centra el placer en cada
momento del desarrollo. Estas etapas nos permiten comprender las
características de la personalidad y el comportamiento.


Por ejemplo, cuando el bebe es bañado, cuando se apega al pecho, biberón o el
chupete por el mero placer que le provoca las succión y el contacto. Estas
sensaciones visuales, táctiles y aditivas son los primero objetos de amor para
el.


En psicoanálisis se distinguen diferentes etapas del desarrollo de la
libido:


  • Etapa
         oral


  • Ciclo
         anal


  • Etapa
         fálica


  • Confuso
         de Edipo


  • Etapa
         de latencia


  • Pubertad
         y adolescencia


Etapa oral:


Desde el nacimiento hasta el destete. El niño poco a poco se va
identificando con su madre; si ella sonríe el también, si ella habla el
balbucea, etc.


Durante la dentición el sufrimiento es calmado al morder. El mordisco es
su manifestación agresiva y su impedimento o no tendrá importancia en el
desarrollo de su agresividad. Por eso el destete debe comenzar antes de este
periodo para que el bebe pueda chupar y morder no solo objetos sino comida
sólida, sin provocar prohibiciones.


Fase oral:


El bebe se encuentra en un estado de desamparo total y esto hace que
dependa de su madre, a través del llanto el recién nacido pedirá para obtener
la satisfacción de sus necesidades. Ejemplo: cuando llora le responden con un
biberón, así a través de la satisfacción de sus necesidades se construye un
vinculo con su mama, el cual será de gran importancia para su desarrollo.


El juego en esta etapa es una actividad que proporciona placer
autoerótico
porque se lleva al cabo en el propio cuerpo. Por lo general
esta relacionado con la alimentación. Poco a poco al separarse de su madre el
niño comienza a transferirle las propiedades de su cuerpo a “objetos
transicionales” (un pañal, una sabanita, un oso de peluche, etc.) ya que
permiten crear un espacio intermedio entre el bebe y la mama. Estos objetos son
acariciados y maltratados (libido y agresión) para expresar su ambivalencia
afectiva.


Etapa anal:


En esta etapa el niño descubre junto con el control del esfínter el
poder que esto le trae, dar o no dar según quiera. Se adueña de su cuerpo el
decide si quiere ir o no ir al baño. Su independencia comienza a tomar forma.


La expulsión de los excrementos produce emociones contradictorias en el
niño, por un lado intenta recompensar a la madre con ellos y por el otro,
cuando se constipa expresa el desacuerdo o la negación a someterse a la
negación de los deseos de la madre.


El niño siente placer cuando es higienizado por su madre, esto es una de
las dificultades que el niño sufre al pasar a esta etapa, al no tener esa
satisfacción el niño se niega a controlar el esfínter y esto dificulta aun más
el desarrollo.


Por otro lado el niño al descubrir este poder de manejo de su cuerpo se
siente grande, mayor e importante como algún hermanito o amiguito mayor que ya
aprendió a hacerlo, y si es alagado, felicitado y hasta recompensado por ello
la satisfacción de haber superado esta etapa es aun mayor que la satisfacción
al ser higienizado por su madre.


El control del esfínter requiere dos renuncias: por un lado debe
renunciar a jugar con sus propios excrementos y por otro debe renunciar a hacer
sus necesidades en cualquier sitio y horario.


El niño trata de imitar al adulto en sus gestos, en sus conductas y en
sus palabras.


En esta edad el niño comienza a jugar con agua, con arena y con barro.
En esta etapa comienza a desplazarse solo y a adueñarse de los movimientos de
su cuerpo, sabiendo que quiere o no hacer. En esta etapa la ambivalencia es la
base de la conducta, en la que aparece la tendencia al amor y al odio hacia el
objeto de amor. El pensamiento funciona como un esquema de opuestos.


Toda mujer es una mama, buena o mala grande o pequeña; allí empiezan las
comparaciones. Los objetos que se oponen a su voluntad son malos y el les pega.


Las reacciones agresivas deben ser desplazadas a los muñecos, los
animales o a otros objetos que remplacen a los padres. En este momento el niño
toma esta realidad afectiva como objetiva, tan solo registra las repercusiones
agradables o desagradables que tiene su propia existencia.


Fase anal:


Esta fase se inicia por el avance de maduración. En esta fase la “caca”
para el niño adquiere un importante valor, ya que le otorga un carácter de
“regalo” que entrega como signo de amor a su madre. Pero también cobra una
carga agresiva, constituyendo un elemento a través del cual se descargan las
desilusiones y frustraciones con los objetos amados. En esta etapa cobra
importancia la ambivalencia afectiva: amor-odio.


El juego en esta fase es donde el niño le da un enorme placer por la
suciedad y el desorden, así como por el dominio y la destrucción, que están
relacionados con la zona corporal dominante y la actividad que se despliega el
niño en esta etapa.


En este juego se utilizan varios objetos como por ejemplo:
juguetes para llenar-vaciar, que puedan rodar (a partir de los cuales el niño
experimenta un gran placer), etc.


Etapa fálica:


Esta etapa dura entre los 4 y 6 años; la niña y el niño descubren sus
órganos sexuales, a causa de la excitación de la micción y por los tocamientos
repetidos que tienen lugar durante el aseo.


Los bebes tienen juegos eróticos manuales y generalmente esta actividad
que ellos realizan cesa por si misma y vuelve a aparecer a los 3 años.
Descubren la diferencia de los sexos.


Los padres le imponen una renuncia al interés que tienen por tocarse en
nombre de la estética y la moral; y el niño se adapta a dicha imposición a fin
de retener el amor paternal. Cuando lo logra, se vuelve a centrar en su interés
por los genitales.


Los niños de esta edad empiezan con los “porque”. Cuando los adultos
responden las preguntas sexuales, el niño percibe lo prohibido. El papel de las
relaciones sexuales entre los padres todavía les resulta oscuro.


Entre los 4 y 5 años aparecen otros tipos de preguntas como el de: ¿Cuál
es la diferencia entre un niño y una niña? Los padres intentan explicar que la
niña no tiene pene. El niño trata de negarlo pensando que tienen uno más
pequeño o que le va a crecer. Sin embargo, piensa de que la madre también tiene
pene, pues al niño le resulta imposible creer que la madre carezca de el.


A medida que el niño crece, la madre ya va dejando de ocuparse de el en
forma exclusiva.


El niño necesita menos compañía, juega más con sus juguetes y su voz. La
observación de la actividad de la madre y la reflexión sobre sus palabras lo
conducen a adquirir dos nociones importantes. Aparece el “obedecer” o el
portarse bien con la promesa de que si se porta bien recibirá tal cosa. Lo
niños no temen perder el amor de sus padres, porque lo tuvieron o porque no lo
tuvieron incondicionalmente, tienen problemas de conducta.


El niño descubre la muerte en esta etapa; al observar a los animales,
pregunta acerca de las causas de su muerte que el atribuye a la vejez. “Matar
es inmovilizar” ese es el sentido que al principio cobra la muerte para el
niño.


El niño o la niña descubren que no son el único amor de la madre, que
pueden ser abandonados por otros intereses de ella: su padre y sus hermanos se
transforman en sus rivales.


En el estadio anal, la niña se interesa por cambiar y bañar a las
muñecas y por lavar trapos. El niño juega más con piedras, con autos, con
trenes.


Ella empieza a preocupar por su arreglo personal, le saca los cosméticos
a la madre, se pone sus vestidos, le gusta usar carteras, es decir le gusta
identificarse con la madre imitando sus acciones, sus gestos y sus palabras.


El niño se entrega a juegos más agresivos, juega con bastones, con
palos, los transforma en fusiles o en revólveres y se complace en dar miedo y
ordenar. Cuando puede, se pone la ropa del padre.


Hacia los 4 años y medio, el varón juega a golpear y matar a su padre en
la lucha emocional con el y trata de acaparar toda la ternura de la madre; le
promete casarse con ella y tener hijos: entra en el periodo de complejo de
Edipo.


La niña vive un periodo similar, hacia los 3 años y medio: se comporta
de manera seductora con el padre, se muestra coqueta y afectuosa, centra su
interés en el. Se muestra celosa de el y trata de acaparar toda su atención y
su afecto.


Pero para el niño y la niña la pareja de los padres en esta etapa
resulta una frustración, y muchas veces los progenitores los mandan a jugar
para poder quedar solos en su intimidad y el niño se siente impotente y celoso.


Si el niño asiste a las relaciones sexuales entre los padres, sea porque
los sorprende, las imagina como una especie de batalla violenta. A esto se les
denomina “escena primaria” (coito entre los padres).


Las nuevas teorías psicológicas sobre la sexualidad femenina ponen el
énfasis en la revalorizacion del rol femenino: la mujer no se dirigía al padre
porque la madre no tiene pene sino para comprobar si el esta tan orgulloso de
ella, porque es tan femenina como la madre.



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